Inaccesible,
como los abismos en el fuego de la herida,
como el acecho del silencio
que asciende en el retrato de tu alma,
no sé,
no sé si mis manos volarían en tus ojos
ni si en tus verbos
llegaría al fondo de tu garganta.
Me haces permanecer
en el afán virgen de arañar esta renuncia de vivir,
y penetras en la savia de mi sueño
partiendo en dos esta melancolía
de abismo y cemento.
Seguro que esa resistencia se quebrará con una mirada, con una palabra, con un suspiro del corazón que te ama...
ResponderEliminarUn abrazo.