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lunes, 23 de noviembre de 2015

Llegarás...

Nos encontraremos,
en la frontera ambiciosa del tormento,
en lo indecible de la luz,
vagando reticente y sin miedo
en la coincidencia absorta
de lo que nunca fue eterno.

Apartada a solas me hallarás
con el norte diluido en la nostalgia,
y acomodada a lo oscuro mi alma,
pero esta vez no habrá desafíos,
y todo estará de nuestra parte.

Lo vulnerable morderá la desgana
e inauguraremos en lo infinito la verdad,
se quedará pequeña la inmensidad del mundo,
volarán los peces, las aves nadarán,
y puede que incluso yo vuelva a sonreír.

Bordearemos autopistas, lunas, puentes,
habrá mañanas sin miradas del presente,
verás mis dientes ocultos
de repentina risa vestidos,
se desparramará lo previsto, las prisas,
y se perderán las llaves de mi condena.

Nos encontraremos,
entre el color marfil de tu cuerpo
y las llanuras inciertas de mi desierto

lunes, 16 de noviembre de 2015

Resistencia



Inaccesible,
como los abismos en el fuego de la herida,
como el acecho del silencio
que asciende en el retrato de tu alma,
no sé,
no sé si mis manos volarían en tus ojos
ni si en tus verbos
llegaría al fondo de tu garganta.

Me haces permanecer
en el afán virgen de arañar esta renuncia de vivir,
y penetras en la savia de mi sueño
partiendo en dos esta melancolía
de abismo y cemento. 





París...




No te conozco de frente. Pero te escribo.
Porque gime el raso negro de tu casa
en la brisa triste de mi persona.
No olvido tu perfil ni la tarde de tus ojos.
Pesan los rojos de hiel de tus aceras
en el vidrio hundido de mi cabeza,
me sube la rabia por las carnes de tu tierra
y mi cama y mi desayuno huelen al veneno
de cobardes y malditos, de ideales y corruptos.
Si hay un Dios es de carne campesina,
de figura sosegada, de palmas con tejados al alma,
si existe Dios no es niebla ni turba cielos,
y no azota esquinas de terror en manos de grises ratas.
París,
por si el silencio toca a mi lengua
y anega de llanto las letras de mi fiebre,
deja que levante la espada caliente de mi abrazo
y llene de aliento la penumbra empinada
del azabache de tu pena...
Por si el silencio toca a mi lengua
y el miedo no quiere morir en tus sábanas

déjame versarte y besarte...París....

jueves, 30 de abril de 2015

LA HUIDA

Se han muerto
los intentos por mirarme desde dentro,
se han muerto los ocasos,
los atropellos al doctor del miedo.

Baja por mi enramada nostalgia
el vientre hinchado de tus agravios,
la primavera yace entallada entre los muros
del invierno ahogado de saliva blanca,
y a veces mis páginas se llenan
de cadáveres de miradas que nunca sentí.

Huele al veneno que deja el atardecer
en las grietas de mi pecho,
huyo de las voces, de las pisadas,
huyo del halo oscuro de otras caricias.

Ya solo espero que esta noche
mi realidad no llore,
y cubran las canciones que invento
los cielos oscuros....
los sucios cristales tras los que no me encuentro.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Aquí o allí mas siempre acunándome entre versos

Buenas noches,

Para todos aquéllos que sois partícipes y colaboradores de las redes sociales os dejo mi facebook y mi twitter, siempre dejaré allí al igual que aquí trocitos de mi sedienta y siempre cálida inspiración.


https://www.facebook.com/DelAlmaHoyHabloYo?ref=hl


https://twitter.com/vanessa_ddm

lunes, 26 de enero de 2015

En los adioses donde me pierdo


El frío es la casualidad donde se encuentran los temblores de las hojas secas y la mirada redonda de quien jamás paseará la copa de sus dedos por el tronco de tus huesos amarillentos de desamor. Es la nieve, o el jardín que nunca tuve, o los ocasos tras los que me escondía del mundo para no asumir la vergüenza de saberme sola. Hasta los perfiles de las estrellas se arrinconaban formando un abrazo olisqueado por los insulsos miedos que escondía bajo las páginas de cualquier libro.

Tras mi sofá se cae el albornoz que cubría las piezas de mi puzzle en blanco que parecía cuadrar con todo y que en realidad jamás tuvo una pieza en su lugar.

Quizás si el frío de la vida hubiera dado una tregua al derrumbamiento continuo de mis ganas hoy no estaría arañando sangrantes lamentos desesperados de una ausencia que nunca se prendió a tu espalda para decirte: No te vayas.